Estatutos

PREÁMBULO

Las bibliotecas universitarias de titularidad pública de la Comunidad Valenciana se constituyen en consorcio con titularidad jurídica propia como parte de su estrategia de desarrollo a medio y largo plazo, dentro de un proceso de integración a diferentes escalas (comunidad autónoma, nacional e internacional) del que forman parte la mayoría de bibliotecas universitarias españolas.

Un consorcio de bibliotecas es una agrupación de bibliotecas que coordinan sus actividades, combinan recursos y comparten experiencias con el objetivo de mejorar la eficiencia en los procesos de gestión y ofrecer servicios de mayor calidad de los que serían capaces de ofrecer de manera individual.

La cooperación entre bibliotecas universitarias se inicia en los años 60 del siglo pasado en torno al desarrollo de colecciones de revistas científicas, a la catalogación cooperativa y a los servicios de préstamo interbibliotecario. Más adelante, en los 70 y 80, se incorporan los sistemas automatizados de gestión de bibliotecas (ILS) y durante los 90 e inicios del siglo xxi la negociación de paquetes de revistas electrónicas se sitúa en la vanguardia del movimiento colaborativo.

Las cinco bibliotecas universitarias públicas de la Comunidad Valenciana trabajan en proyectos colaborativos encaminados a ampliar y mejorar la oferta de servicios a sus respectivas comunidades, en un proceso de convergencia que culminó en 2014 con la firma del convenio específico de colaboración en el marco de Campus Hábitat 5U.

Desde entonces se han desarrollado diferentes iniciativas en materia de acceso abierto a la ciencia y al conocimiento, formación de usuarios y usuarias en competencias informacionales y desarrollo de colecciones electrónicas, con acciones concretas en los servicios de préstamo interbibliotecario, a través de acuerdos de reciprocidad, y de préstamo interuniversitario, a través del acuerdo PIV-5U, que permite al personal docente e investigador y al personal de administración y servicios el préstamo de ejemplares en cualquier de las bibliotecas participantes.

Aunque el balance de estos últimos años solo puede calificarse de positivo (con la constitución de equipos en las áreas de formación, circulación, recursos electrónicos y repositorio de acceso abierto) hay que reconocer la distancia que, como sistema organizado, separa a nuestras bibliotecas de las del resto de comunidades autónomas. Estas disponen de un marco de cooperación estable en forma de consorcio desde hace años, con naturaleza jurídica propia, que las sitúa un paso por delante en cuanto a integración de servicios, captación de recursos y visibilidad.

La implantación de un consorcio significa iniciar un proceso de suma positiva, en el cual todos ganan. Los usuarios y usuarias ven aumentada la cartera de servicios disponibles y su nivel de calidad, la administración se beneficia de economías de escala con procesos de gestión estandarizados y más eficientes, junto con unos cuadros profesionales mejor formados y más motivados. En último término, las bibliotecas participantes, independientemente de su naturaleza, estructura o tamaño, amplían su campo de acción, mejoran su visibilidad y garantizan el desarrollo futuro de sus productos y servicios en condiciones de sostenibilidad.